MIGUEL HERNÁNDEZ
“Las biografías y, mucho más aún, las notas biográficas que preceden a cualquier estudio sobre la poesía de un poeta pecan siempre o de insulsas o de estúpidas. Por lo general, apuntan cosas banales, se fijan en detalles nimios y sin importancia. Con ellas se peca siempre por defecto y se comete un crimen de lesa vaguedad y de ingeniosidad.
Pero el hacer la biografía de Miguel Hernández es más difícil todavía. Aunque hayan pasado treinta años de su muerte (hoy ya son 77) siguen faltando datos, aparecen nuevas anécdotas, pero todo con una falta de cientifismo pasmosa. Tenemos mayor perspectiva para hacer una mejor biografía, pero nos quedamos, sólo y nada más que en la anécdota, en la cáscara del asunto. Todo el mundo habla de las cosas del poeta, de pequeños sucesos de su vida, de casos que sucedieron. Lo único que hemos hecho ha sido dejar de ver el conjunto de su vida y quedarnos en la nada. Todo aquel que publica un libro sobre Miguel Hernández ha sido su amigo, con él tuvo sus confidencias, etc., pero nadie habla de lo que en realidad fue Miguel: un hombre como muchos de los que hay, pero que por encima de todas las cosas era poeta. Con todo ello se ha llegado a una mitificación y a una mixtificación de lo que en realidad fue Miguel Hernández. Yo no creo en ninguna de esas banalidades. Parece que son sacadas de la manga no para engrandecer al poeta, sino como para engrandecerse el autor. Hay que hablar más claro, menos sinuosamente, menos líricamente, menos elegíacamente. Hay que hablar de los éxitos de Miguel Hernández, pero también de las frustraciones de Miguel Hernández.
Yo renuncio de antemano a esbozar, aunque sea someramente, una nota biográfica de Miguel Hernández. No me interesa si nació en Orihuela, si tuvo tales amigos, tales detractores, si escribió una aleluya inocente con motivo del bautizo del hijo de Don Fulano. Nada de eso me interesa. Nada de eso da luz sobre cómo era este hombre-joven que escribió, naturalmente, versos bellísimos y versos menos conseguidos. Yo no presumo de haberlo conocido. No lo conocí. Me queda lo más hermoso: extasiarme y solazarme con sus endecasílabos, con la rotundidad de sus octosílabos, con la belleza de sus ideas.”
Manuel Ruiz-Funes Fernández. 1972
Catedrático de lengua y literatura. Autor de Algunas notas sobre “El rayo que no cesa” de Miguel Hernández. Instituto de estudios alicantinos. Diputación Provincial de Alicante. 1972
Continuara..